Paco Morán en el Vicente Calderón
La UEFA se ha puesto dura contra el Atlético de Madrid. Ha sido injusto el varapalo recibido por el conjunto madrileño, si bien entiendo que no cumplirá la sanción ante el Liverpool en la Copa de Europa, ahora llamada por los progres, Champion Ligue. Michael Platiní no ha obrado en consecuencia con los incidentes. No ha sido justo. Culpar a la policía española me parece un insulto, dado que la policía fue muy generosa con los golfos y delincuente hinchas del Marsella. Creo que para echar a estos sinvergüenzas de los campos del fútbol hay que emplear más contundencia. Hay que cargar contra ellos con dureza sin miramientos para que sepan que no se le tolerará absolutamente ni un solo movimiento de incivilización en los estadios.
Sabemos que la violencia en el fútbol es un fenómeno frecuente. La conducta del hincha es un modo de ser que imita al hombre primitivo que de la misma manera se defendía de las fieras o de sus enemigos semejantes, con la diferencia que ellos protegían sus vidas y los concurrentes a las canchas sólo defienden ¿una camiseta? No, no defendienden nada porque no son aficionados de nada. En un partido, cualquiera que sea, se pone en evidencia la carga emocional que muchos arrastran de otras cuestiones personales que no tienen que ver con el deporte.
El fútbol, pasión de multitudes, cuya principal protagonista es la pelota, lleva a sus adeptos a arriesgar la vida sorteando proyectiles que vienen desde todas direcciones; expectativa menor para un aficionado habitual porque también puede ocurrir que incendien las tribunas, tiren bombas de estruendo, se trencen en peleas sangrientas o provoquen graves avalanchas con consecuencias inimaginables.
Últimamente los escándalos en los campos de futbol españoles sólo se producen en partidos internacionales. En estos diecinueve años que llevo recorriendo España jamás vi altercado de gran magnitud. Tal vez decir que salimos escoltados por la Guardia Civil en Guadix sea una ofensa contra aquellos aficionados si lo comparamos con los cafres del Marsella, pero lo hago simplemente para reseñar lo único negativo que he vivido en cuanto a problemas con aficionados.
A estos vándalos hay que sacarle de los estadios a palos. No ha más fórmula que la mano dura para desterrarlos de los lugares donde nada aportan al mundo del futbol. Mano dura, con severidad y sin mirar dónde se les atiza. Y tras la paliza, a la cárcel. Desde este editorial nuestro más enérgico apoyo al Atlético de Madrid por el duro castigo al que ha sido sometido. Desde Antena Huelva Radio nuestra condena contra estos atentados encubiertos que estos delincuentes comenten contra los aficionados de bien.
Sabemos que la violencia en el fútbol es un fenómeno frecuente. La conducta del hincha es un modo de ser que imita al hombre primitivo que de la misma manera se defendía de las fieras o de sus enemigos semejantes, con la diferencia que ellos protegían sus vidas y los concurrentes a las canchas sólo defienden ¿una camiseta? No, no defendienden nada porque no son aficionados de nada. En un partido, cualquiera que sea, se pone en evidencia la carga emocional que muchos arrastran de otras cuestiones personales que no tienen que ver con el deporte.
El fútbol, pasión de multitudes, cuya principal protagonista es la pelota, lleva a sus adeptos a arriesgar la vida sorteando proyectiles que vienen desde todas direcciones; expectativa menor para un aficionado habitual porque también puede ocurrir que incendien las tribunas, tiren bombas de estruendo, se trencen en peleas sangrientas o provoquen graves avalanchas con consecuencias inimaginables.
Últimamente los escándalos en los campos de futbol españoles sólo se producen en partidos internacionales. En estos diecinueve años que llevo recorriendo España jamás vi altercado de gran magnitud. Tal vez decir que salimos escoltados por la Guardia Civil en Guadix sea una ofensa contra aquellos aficionados si lo comparamos con los cafres del Marsella, pero lo hago simplemente para reseñar lo único negativo que he vivido en cuanto a problemas con aficionados.
A estos vándalos hay que sacarle de los estadios a palos. No ha más fórmula que la mano dura para desterrarlos de los lugares donde nada aportan al mundo del futbol. Mano dura, con severidad y sin mirar dónde se les atiza. Y tras la paliza, a la cárcel. Desde este editorial nuestro más enérgico apoyo al Atlético de Madrid por el duro castigo al que ha sido sometido. Desde Antena Huelva Radio nuestra condena contra estos atentados encubiertos que estos delincuentes comenten contra los aficionados de bien.